CESE info: Es usted periodista y directora de cine con varios galardones, que suele abordar cuestiones difíciles como el impacto de las guerras en las personas. Esta vez, el tema de su película es el agua. ¿Por qué?
Ewa Ewart: La película «Until the Last Drop» (Hasta la última gota) relata la historia de una guerra diferente, la más estúpida de todas. Es una historia sobre la guerra que el hombre ha declarado al agua, fuente de vida, en nombre del progreso. En un sentido más amplio, se trata de una guerra contra la naturaleza. Hace mucho tiempo, el hombre decidió que la vida en la Tierra debía someterse a sus dictados y que el entorno natural debe servirle a él y a sus intereses. Esta convicción nos ha llevado al lamentable estado en que se encuentra nuestro planeta.
¿Qué retos se le plantearon mientras rodaba?
Aprendí a filmar documentales en la BBC, en Londres. La década de los noventa fue una época dorada para hacer documentales. No faltaba el dinero y viajamos por el mundo haciendo películas sobre diversos temas fascinantes y pertinentes. Ahora soy independiente y disfruto de la libertad que ello ofrece. Sin embargo, obtener fondos para un proyecto puede ser en ocasiones desalentador y laborioso. Diría que actualmente mi principal reto es obtener financiación para hacer una película. Comparado con esto, el resto es un juego de niños. Una vez que tengo garantizado el presupuesto, todo lo demás me resulta una experiencia prometedora y emocionante. Filmar un documental puede ser impredecible, por lo que siempre tengo un plan B. Ante todo, siempre me repito a mí misma que haré una gran película. El mayor reto que afronté para rodar «Until the Last Drop» fue la meteorología. Casi el 100 % de nuestra filmación se realizó al aire libre y viajamos con un calendario muy ajustado a seis países. Así pues, cualquier sorpresa desagradable (por motivos meteorológicos) podría habernos costado dinero y alterar gravemente nuestro plan de grabación. Pero tuvimos suerte.
A su juicio, ¿qué papel puede desempeñar la industria cinematográfica en la sensibilización sobre las cuestiones del agua y la promoción de acciones en la materia?
Los documentales pueden desempeñar un papel muy importante a la hora de educar y sensibilizar. Empecé mi carrera periodística dando las noticias en televisión, pero descubrí que lo que me apasiona es un formato de noticias más largo. Me encantan las películas documentales por muchas razones, pero una de ellas es fundamental: los documentales te ofrecen espacio suficiente para contar qué ha ocurrido y por qué. Dispones de tiempo y de espacio para tratar acontecimientos complejos y cuestiones importantes en profundidad, así como facilitar su comprensión por un público más amplio. Cuando empecé a trabajar en «Until the Last Drop», me di cuenta de que bastantes cineastas ya habían abordado en sus películas aspectos relacionados con el agua. Por un lado, me resultó tranquilizador, pero también me planteó el interesante reto de presentar una idea nueva e inexplorada. Las buenas películas sobre cuestiones importantes tienen el potencial no solo de educar, sino también de hacer que las personas se movilicen. Nuestra película ya se ha proyectado muchas veces, y siempre hay personas que se acercan al acabar y nos preguntan qué pueden hacer. Y eso es muy satisfactorio.
¿De dónde le vino la idea de centrarse en el agua?
En 2017 estaba trabajando en una película sobre los destrozos que causa la industria petrolera en la selva tropical. Estábamos filmando en la parte ecuatoriana de la selva amazónica y el líder de una comunidad local me mostró su río. Cuando pasó la mano con un guante de látex blanco por la superficie del río, se quedó negro, cubierto por una capa gruesa y aceitosa. Eso me dejó muy impresionada. Creo que a raíz de este encuentro empezó a fraguarse el documental sobre el agua.
¿Por qué no se aborda el tema del agua en el debate público?
Uno de los motivos es bastante sencillo. El agua sigue estando ampliamente disponible y damos por sentado que siempre tendremos. Desde luego, el agua cubre la mayor parte de la superficie de nuestro planeta, pero los ríos, la principal fuente de agua limpia y dulce, representan menos del 1 % de todos los recursos hídricos. Las noticias sobre los millones de personas que sufren escasez de agua se difunden sobre todo a nivel local. De alguna manera, tendemos a pensar que los problemas relacionados con el agua afectan a países lejanos y no son motivo de preocupación. Espero que nuestra película constituya un revulsivo para tomar conciencia de que esta creencia es totalmente errónea. La otra razón es que los poderosos grupos de presión responsables de la contaminación del agua y la explotación abusiva de los recursos hídricos ejercen una gran influencia en las decisiones políticas.
Afortunadamente, también hay algunos signos positivos que indican que somos conscientes de que debemos cambiar nuestra forma de gestionar los recursos hídricos. El pasado mes de marzo tuvo lugar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua, la primera en una generación. Fue un claro reconocimiento de que seguimos estando muy lejos de poder gestionar los problemas y los objetivos relacionados con el agua, poniendo en peligro nuestra propia existencia. Cada año celebramos el Día Mundial del Agua para recordarnos que tenemos que actuar juntos para resolver la crisis hídrica y que, dado que el agua es un factor que une a todos los seres humanos, es necesario que todos tomemos medidas. Esperemos que estas iniciativas sigan prosperando.
¿Qué es, a su juicio, lo más importante para que la ciudadanía tome conciencia de la crisis del agua?
La crisis del agua está ahí, es una realidad y sigue aumentando. Debería haber una concienciación colectiva de que el tiempo se está agotando. A menos que cambiemos radicalmente la forma en que gestionamos el agua, podríamos llevarnos una desagradable sorpresa. Este es uno de los mensajes de nuestra película. Espero que quienes están en situación de atajar la crisis antes de que sea demasiado tarde tengan en cuenta este mensaje. Una de las persona que aparecen en nuestra película se pregunta: «¿Esperará el planeta a que nos despertemos?»
¿Qué mensaje envía a la Unión Europea y a los Estados miembros? ¿Y a la ciudadanía, en especial la generación más joven?
¡Es una pregunta tan amplia! En primer lugar, me gustaría que el mayor número posible de personas en la UE y los Estados miembros vean «Hasta la última gota». Y no es vanidad por mi parte. Veo el impacto que esta película genera cada vez que hay una proyección pública. Quiero creer que esta película inspirará a los responsables de la toma de decisiones para ayudar a todos estos activistas que luchan por unos ríos limpios y sanos. Es inadmisible que se permita que Europa tenga el sistema fluvial más fragmentado del mundo. Es una vergüenza que Italia, que hecho una contribución tan rica a la civilización europea, tenga el río más contaminado de nuestro continente. El Sarno, que antiguamente se consideraba un Dios, también es el tercer río más contaminado del mundo. En nuestra búsqueda de progreso y desarrollo lo hemos convertido en un cadáver putrefacto.
¿Hay algún resquicio para la esperanza?
Hay esperanza y hablamos de ello en la película. La ciudadanía está tomando conciencia de que no tenemos mucho tiempo antes de que sea demasiado tarde para cambiar nuestra gestión del agua. Son los activistas quienes hacen todo lo posible para contrarrestar los daños que el hombre ya ha provocado al agua. Deposito mis esperanzas en estos activistas, que conocen de primera mano la gravedad de estos problemas. Son las personas que viven con los ríos, dependen de los ríos para subsistir y son las primeras en verse afectadas por las decisiones que toman los políticos. Los responsables de la toma de decisiones deben aprender de ellos. Queremos convertir este documental en un instrumento de aprendizaje para educar sobre el agua. Piotr Nieznański, coautor y presentador de la película, ha realizado un programa titulado «CodeForBlue» dirigido a profesores y jóvenes. La juventud actual es la que pronto decidirá la manera de gestionar los recursos hídricos. El sistema educativo actual no les cuenta todo sobre la crisis del agua. Queremos colmar esta laguna y hemos comenzado a trabajar en la puesta en marcha del programa en Polonia.
¿Qué debemos hacer ya para salvar el planeta?
Debemos salir de nuestras burbujas individuales y aunar fuerzas para proteger y gestionar con prudencia nuestro recurso común y más precioso: agua dulce y limpia, fuente de vida. Un político del municipio regional de Minganie, en Quebec (Canadá), que apoyó los esfuerzos locales para proteger un río e interviene en nuestra película, declaró: «Las personas quieren enriquecerse, pensando que así serán felices. La economía de las sociedades occidentales se basa en esta forma de pensar. Si no modificamos nuestra percepción actual del desarrollo, ante los cambios a los que asistimos en nuestra región y en otros lugares del mundo, todos pereceremos».
Ewa Ewart es una periodista y una directora de cine con varios galardones, que se ha especializado en documentales influyentes que trastocan nuestra manera de pensar. Nació y creció en Polonia, pero ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en la BBC, en Londres. Ha viajado y trabajado en muchos países, elaborando y dirigiendo programas que van desde investigaciones hasta documentales de observación política y social. Sus películas han revelado nuevos datos sobre cuestiones como la corrupción en la Rusia de Boris Yeltsin, los campos de prisiones secretos en Corea del Norte, la guerra civil en Colombia y el programa secreto e ilegal de entregas extraordinarias organizado por la CIA para personas sospechosas de terrorismo. Ha contado algunas de las historias más memorables por medio de sus documentales, como la de la tragedia de Beslán, con motivo del primer aniversario de un atentado terrorista en el que murieron más de 170 niños. En una segunda película destacó el trauma que seguían sufriendo muchos niños supervivientes cinco años después de esa atrocidad.
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